7 de agosto de 2013

EL SS. CARIBIA Y EL SS. KÖNIGSTEIN LAS NAVES DE LA ESPERANZA LLEGAN A LA GUAIRA

         Años posteriores al fin de la Primera Guerra Mundial, donde Alemania tuvo que capitular,  comenzó un nuevo proceso político en ese país a mediados de la década de los años 20,   que culminó con el ascenso al poder de Adolfo Hitler, quien fue nombrado Canciller Imperial (Reichskanzler) el 30 de enero de 1933. Transformando la República de Weimar en el Tercer Reich, gobernando con un partido único (NSDAP) basado en el totalitarismo y la autocracia de la ideología nazi (Nacionalsocialista).


            El objetivo de Hitler era establecer un Nuevo Orden de la Alemania Nazi, de absoluta hegemonía en el continente europeo. Su política exterior e interior tenía como finalidad de apoderarse del Lebensraum (Espacio vital) para los pueblos germánicos, y una actitud radical antisemíta. Promovió el rearme de Alemania y tras la invasión de Polonia por la Wehrmacht (Ejercito) en septiembre de 1939, dio comienzo a la Segunda Guerra Mundial.

Las juventudes Hitlerianas en el Puerto de La Guaira, año 1935
               Todo este proceso llevado en Alemania, tuvo de una u otra forma influencia o impacto en todo el mundo. Venezuela no escapó de ello, en especial por la presencia de una amplia colonia alemana en el país,  principalmente en Caracas, La Guaira, Maracaibo y la Colonia Tovar, la cual venía conformándose desde mediados del siglo XIX. 

        Para la década de los años 30, existía en el país grupos organizados Nazis, en Maracaibo, Caracas y La Guaira,  inclusive se había constituido grupos adscritos a las juventudes Hitlerianas.            

La nave alemana Tirpitz  ondeando su insignia nazi frente a las costas de Vargas,  año 1936.
          Tras la situación política de segregación en la Alemania nazi, muchos buques en 1939 zarparon con desesperados ciudadanos, (principalmente judíos) en busca de refugio, principalmente hacia las islas del Caribe y el Atlántico sur, en busca de países neutrales que les recibieran.

Puerto de La Guaira para 1938

              La ciudad de Hamburgo, antes de la guerra, había  desempeñado un papel clave para los inmigrantes que escapaban a los puertos de las naciones que los acogieran como refugiados, así como los barcos y consulados de América Latina. Sin embargo, los inmigrantes y algunos consulados no siempre tenían buena relación. Como ejemplo de ello, el Cónsul General de Chile para la época, de apellido Álvarez, fue un claro antisemita, que en sus informes al Ministerio de Relaciones Exteriores de su país, elogió las acciones de Adolfo Hitler, y trató te bloquear todas las operaciones de expedición de visas para los judíos.

            Como referencia de lo que se estaba produciendo en Europa en ese momento, tenemos que comenzando 1939, pocos meses antes de estallar la guerra, la situación de los judíos austriacos ya era insostenible. Algunos habían sido destinados a los tenebrosos campos e concentración de Dachau y a Büchenwald. Y otros tuvieron suerte de conseguir un pasaje marítimo. En específico,  251 judíos abordaron dos buques en Hamburgo (Alemania) el SS. Caribia y el SS. Königsteín, con un destino prácticamente incierto.

Pasajeros Judios embarcando desde el puerto de Hamburgo hacia América Latina y el Caribe en 1939
El SS. Caribia
               
A comienzo del mes de enero zarpa de Hamburgo rumbo a Sudamérica y el Caribe.


        El viaje del SS. Caribia llegó a ser muy dramático, subrayado por el hecho de que los pasajeros cruzaron el océano sobre la cubierta del vapor, sometidos a las inclemencias del clima y la falta de alimentos. Tras recorrer Brasil, y las Guayanas en busca de refugio , atraca en el puerto de La Guaira a finales de enero de 1939, proveniente de Trinidad, donde también había sido rechazado el desembarco de los judíos por las autoridades Trinitarias.

Vista de La Guaira en la decada de los años 30
            El barco permaneció cuatro días en la rada, mientras la comunidad judía trataba desesperadamente de conseguir la autorización de desembarco del gobierno. Al no conseguirlo, el buque tuvo que zarpar a Puerto Cabello, siguiendo su ruta habitual y de debería ir a Panamá y Belice.

Llegada de uno de los barcos al puerto de La Guaira
            El SS. Caribia al llegar a Puerto Cabello, solo podía permanecer en el mismo solo hasta las 8:00 pm. Pero a pesar de las gestiones de las personalidades de la comunidad judía de Caracas y Valencia, la autorización no llegaba, hay referencia que los pobladores en un gesto solidario con aquellos viajeros famélicos, lanzaban frutas tropicales a la cubierta. Luego de la hora establecida, el capitán del buque ordenó zarpar nuevamente, con órdenes de regresar a  Hamburgo, bajo la mirada atónita de los carabobeños y sosteniendo la desesperanza de quienes se sabían condenados a muerte.


               Pero dos horas después de surcar alta mar, sorpresivamente, la autorización del Presidente General Eleazar López Contreras llegó a Puerto Cabello la autorización del desembarco de los 86 judíos que se encontraban a bordo; todo esto como resultado de los buenos contactos de la dirigencia askenazí y sefardí, en especial, de Fortunato Benacerraf.  Inmediatamente se procedió a notificar por radio al SS. Caribia. Los pasajeros debieron suplicar al capitán del barco que regresara a puerto, a sabiendas de que un expediente le esperaba allende los mares, tal como ocurrió.

Puerto Cabello hacia 1938
             En consecuencia a la comunicación, el capitán ordenó poner proa nuevamente a puerto Cabello, llegando en la madrugada del 3 de febrero de 1939. Pero al llegar había una gran dificultad, por ser de noche, no había suficiente luz para atracar en el puerto, sobre todo un una nave de tal magnitud. Entonces, cuentan los sobrevivientes del SS. Caribia, que los vecinos del puerto comenzaron a encender todas las bombillas eléctricas disponibles en sus casas, además de que todos los camiones y automóviles, se dirigieron al puerto para alumbrar con sus faros. Así fue como lograron desembarcar y luego fueron alojados en las diferentes casas y pensiones de la ciudad.  Según cuentan algunos, que hasta fiesta con cuatro y maracas hubo.


General Eleazar López Contreras, Presidente de Venezuela 1935-1941
        Los pasajeros, agradecidos por el gesto humanitario del presidente, publicaron una carta en el periódico Ahora.


El SS. Königstein.
El SS. Königstein
         Zarpa del puerto de Hamburgo en enero de 1939, llevaba a bordo 165 pasajeros judíos. Recalando en Barbados por 16 días, donde solicitó permiso para desembarcar a dichos pasajeros, luego de días de esfuerzos del capitán y las autoridades, el gobierno local se negó, siendo echados nuevamente al mar.

 Sistemáticamente, el gobierno alemán había advertido de situación a los gobiernos del área, “recomendando que no aceptaran a pasajeros judíos".

 
 El SS. Königstein también había sido rechazado en la Guayana Británica, en la Guayana Francesa, Curaçao y República Dominicana pedía una indemnización de EE.UU. para recibirlos.


         Luego de salir de Barbados, el Capitán, junto al representante de la Gestapo que acompañó la travesía, anunció que debía regresar a Alemania, sin embargo sugirieron comunicarse a Nueva York, donde los dirigieron al puerto venezolano de La Guaira.  


        El capitán del buque, Alfred Leidig, decidió poner entonces proa a Venezuela, al puerto de La Guaira. Leidig confesaría, años más tarde, que de no haberlos admitido Venezuela, se hubiese visto obligado a “lanzarlos sin piedad al mar, pero se resistía a vivir con ese remordimiento de conciencia el resto de su vida”.
          
El Puerto de La Guaira a principio del siglo XX

         El SS. Königstein atracó e en puerto de La Guaira el  27 de febrero, era su última oportunidad, de lo contrario hubiesen tenido que regresar a los campos de concentración en Alemania.

            Dicha situación generó un ambiente tenso en Caracas, donde la Sociedad Israelita de la ciudad, conoció la condición de los judíos embarcados en el buque, y decidió interceder ante el gobierno venezolano. Natalio Glijansky, miembro de la sociedad, refiere que primero acudieron al despacho del Ministro de Relaciones Interiores, Luis Gerónimo Pietri, para interceder por ellos. Este les contestó que la decisión dependía exclusivamente del Presidente de la República General Eleazar López Contreras.      

Un representan del gobierno de López Contreras recibe al Capitán Alfred Leidig
en el Puerto de La Guaira
           El 3 de marzo, la Sociedad Israelita envió un telegrama al presidente López, solicitando su intervención en el caso. No era fácil, La Ley de Extranjeros de 1937 era muy rigurosa en cuanto a inmigración, aunque el gobierno promovía la inmigración selectiva de trabajadores a  través del recién creado (agosto de 1938) Instituto Técnico de inmigración y Colonización. Por otra parte, aparentemente López Contreras recibió presión tanto externa como interna para que no recibiera a los pasajeros judíos según refiere Mercedes López de Blanco, Hija del presidente.

Listado de pasajeros del SS. Königstein, fechado en La Guaira el 3 de marzo de 1939
           No obstante a lo anterior, López Contreras al día siguiente 4 de marzo, envío un telegrama a la Sociedad Israelita diciendo que el caso estaba en manos del Ministro de Relaciones interiores.

                 Finalmente se les otorgó una visa general, y el día 8 de marzo, los inmigrantes judíos pudieron desembarcar en La Guaira.


             Los guaireños recibieron con los brazos abiertos a  esos judíos que habían sido rechazados en otros lugares.


             Es muy  significativo destacar, el coraje que demostró el Presidente, pues esa decisión lo enfrentaba a Adolfo Hitler, quizás para el momento el hombre más poderoso y temido del mundo, y sin embargo la tomó.


             Luego de su desembarco, el problema planteado era que hacer con ellos, donde alojarlos. El Dr. Celestino Aza Sánchez tenía una hacienda en Mampote (Edo. Miranda) y, por intermediación de Natalio Glijansky, representante de la comunidad judía caraqueña, fueron llevados allí y alojados temporalmente en todos los espacios de la propiedad.


                 Con colaboración de los vecinos y de la comunidad judía consiguieron vestimenta y comida para poder alimentarlos, presentándose la propia esposa de Presidente López, María Teresa Núñez de López, con un camión lleno de víveres, gesto que le valió años más tarde una condecoración por parte de la Unión israelita de Caracas.

El General López Contreras y su esposa María Teresa Nuñes de López
         
            El 28 de marzo la prensa publicó una lista con los nombres, edades, estado civil, ocupación, leguas de todos los refugiados en Mampote, propiedad del Dr. Aza Sánchez, a fin que la obra humanitaria verificada por la nación días antes, se completara mediante la contratación de esa gente. Entre los cuales había abogados, médicos, industriales, comerciantes, agricultores, músicos, sastres, tenedores de libros, fabricantes de textiles, periodistas, relojeros, electricistas entre otros técnicos, académicos, y profesionales.

             Luego de esta experiencia, el Presidente López Contreras empezó a tramitar permisos especiales para que judíos alemanes y austriacos de buques similares al “Caribia y el Königstein”, que venían de Hamburgo hacia el Caribe, pudieran ser recibidos en puertos venezolanos ante el inminente rechazo de estos barcos por parte de algunas naciones caribeñas.


            En esa época en  Venezuela había posiciones encontradas en cuanto recibir o no a los judíos, sin embargo una de las opiniones que prevaleció fue la del potencial que estas personal podían aportar al país.


            El presidente López Contreras nunca se arrepintió de la decisión de acogerlos y más bien se enorgullecía de la misma, pues a pesar del riesgo que represento, era el tipo de inmigración que quería para el país.

General Eleazar López Contreras
           La hija de López Contreras contaba que su padre se sentía identificado con estos inmigrantes ya que decía “Es que yo debo tener algo de judío, primero porque me llamo Eleazar, nombre bíblico, luego por mi fisonomía y además por lo que yo siento por el pueblo judío es mas emocional que intelectual, debe haber alguna razón para esta identificación tan profunda”.

            Como citó para la época el diario “La Esfera” de Caracas: “Es la voluntad de la Nación, es el sentir del pueblo, de ese pueblo que los recibió entusiasmadamente en La Guaira y que los visita continuamente en su refugio de Mampote. Venezuela necesita gente laboriosa y honrada (…). Pues que se queden, en buena hora compartiendo nuestra tierra y nuestro cielo, comiendo nuestro pan y disfrutando del afecto nacional. Ellos devolverán todo eso con creces en el producto de su trabajo y en sus hijos, futuros defensores de la nacionalidad”


            Sobre el SS. Königstein podemos decir que oficialmente pertenecía a la compañía “Red Star Line”, y el  capitán del buque desde 1937 era  Alfred Leidig (1893-1955) nacido en Hamburgo, el cual ya desde el año 1927, se venía desempeñando como capitán en una variedad de buques de carácter comercial. A pesar que Leidig pertenecía al partido Nazi (NSDAP), no se ha encontrado registros que lo vinculen con actitudes antisemitas. Según diversos testimonios de pasajeros y la tripulación fue un capitán muy cortes.

Capitan Alfred Leidig
Acuarela pintado por Von Friedrich Fischl, pasajero del SS. Königstein
           En la actualidad, los sobrevivientes de esos viajes, no dejan de seguir agradeciendo al General López Contreras su decisión de permitir su ingreso al país. Sobre estos episodios se realizó un documental en el año 2007, llamado “los barcos de la Esperanza”, del cineasta venezolano Jonathan Jakubowicz, donde se exponen los testimonios de varios de los sobrevivientes del SS.Caribia y el Königstein.

Los Barcos de la Esperanza, Documental sobre los episodias de los
barcos Caribia y Köenigstein, año 2007


Artículo editado por: Whylmhar Daboín
Asesor de contenido: Abílio De Oliveira Simao

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